TOKYO

Tokyo es uno de esos lugares donde volvería sin pensarlo, aunque es cierto, que si volvemos alguna vez a Japón, hay otras ciudades y zonas que me gustaría visitar porque hace 9 años se nos quedaron pendientes.

Lo primero que me llamó la atención nada más bajar del avión, fueron los baños. Tu te sientas tranquilamente y cuando llega la hora de estirar la cadena… empieza el show. Tropecientos botoncitos, uno tira chorrito de agua, otro calienta el aro de retrete… ¡yo no sabía qué botón apretar! nótese aquí que una es de pueblo.

Lo primero que visitamos es el barrio tecnológico de Tokyo llamado Akihabara. Allí puedes encontrar de todo, y cuando te digo de TODO es así. Cualquier artilugio que puedas imaginar, desde tarjetas de memoria para la cámara o usb, hasta gafas que cuando te las pones ves desnuda a la gente. Sombreros con calefacción incorporada, zapatos con ventiladores que se cargan por usb… ¡una locura!

Marido disfrutó de lo lindo viendo toda la tecnología y los avances que tienen. Yo también disfruté viendo los artilugios sorprendentes que han fabricado e inventado. Muy curiosos todos, la verdad.

Otro de los lugares que queríamos visitar era el MERCADO DE TSUKIJI es uno de los mercados más importantes, está en la zona notte de Tokyo. Si madrugas mucho, vas a poder ver la subasta de pescado, y ver como los profesionales cortan el pescado con los cortes típicos para hacer sushi. A nosotros se nos quedaron pegadas las sábanas, el jet lag que llevábamos era considerable.

Aún así pudimos llegar a tiempo para ver como los restaurantes y puestos de comoda que hay alrededor del mercado, cogían los cortes de pescado para elaborar sushi 🍣

Y allí que nos fuimos, a un restaurante diminuto, en la parte trasera de una casa, con 4 mesas para 2. Solo servían comida a 8 personas, y de lo que han comprado en el mercado. La carta no era muy extensa, pero la calidad y la frescura, incomparable.

Otro de los sitios en los que comimos, tenia la carta toda en japonés, y no teníamos ni idea de lo que iban a sacarnos. Conseguimos medio entendernos con uno de los trabajadores y servían carne, incluida casquería. Y nosotros no estamos acostumbrados a comer intestino ni vísceras. Así que pedimos lo más similar a panceta de cerdo, carrilleras de ternera y algunas verduras. Y te lo sacan así, como ves en la foto. Un cubo con brasas y una rejilla, y tú te cocinas al punto que quieres la carne.

Una experiencia distinta y un menú rico aunque muy diferente a lo que estamos acostumbrados a comer nosotros.

Otro de los puntos turísticos y que teníamos que visitar es el famoso cruce de shibuya. El paso de cebra más transitado del mundo. Tuvimos suerte de encontrar un par de sillas libres en un starbucks delante del ventanal que da a este paso de cebra, y la verdad que impresiona.

Alrededor de 1 millón de personas pasan diariamente por este famoso cruce, ojo que se dice pronto! Y una media de 3.000 peatones cruzan durante los 47 segundos que permanece abierto el semáforo.

Como puedes imaginar, nosotros también lo hicimos! Y fuimos unas de esas 3000 personas que lo cruzan! Te dejo abajo la foto a ver si nos encuentras!

Si quieres tener unas vistas de todo Tokyo, tienes que subir a Tokyo Skytree la torre de telecomunicaciones más alta de la cuidad, que en la parte superior tiene un mirador. Son 634 metros, así que si te impresionan las alturas, mejor quédate abajo en la plaza o el jardín que hay.

En 2011 la torre fue reconocida como la más alta del mundo y pasó a formar parte del Libro Guinnes de los Records.

Puedes subir a diferentes plantas, y el precio de la entrada varia en función de la altura que elijas. En todas las alturas vas a poder encontrar cuños que indican la altura a la que te encuentras y puedes estampar en tu cuaderno de viaje.

Si subes hasta la planta 350, el precio aproximado son unos 15€ por adulto. Y si subes hasta la planta 450 el precio eran unos 7€. Nos sorprendió que era más barato subir a lo más alto. Y si no recuerdo mal, podías combinar la entrada a ambas alturas y eran unos 20€.

Quisimos ir al jardín Moyogi pero en agosto de 2014 apareció un brote de dengue y todos los parques con fuentes y focos donde pudiese proliferar, los cerraron. Nos quedamos sin visita al jardín, pero aprovechamos para callejear y perdernos por una ciudad preciosa.

Tokyo es, sin duda, una de las ciudades más amables, cercanas, limpias y respetuosas de las que hemos estado. Estuvimos solo 4 días, pero los suficientes para enamorarnos y saber que vamos a volver. Esta vez con nuestro peque, que sabemos que va a disfrutarla de lo lindo. No tenemos fecha, pero volvemos ¡seguro!

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